sábado, 1 de mayo de 2010

Dos rosas blancas

Ayer hablé de las rosas juanramonianas.
En la celebración de las bodas de mis hermanos, en el momento del ofertorio de la misa, a nadie se nos escapó un detalle: un desfile interminable se acercó adonde estaban sentados sus padres y uno a uno entregaron a Paloma quince rosas rojas, sin par, iguales, con sus matices, con sus pétalos abiertos, reventados de color, que conformaron un ramo que Paloma dejó sobre su regazo.

Y dos rosas blancas.

Y tampoco a nadie se nos escapó cómo Paloma abrió su ramo y le dio a Ana Mari esas dos rosas para que se las llevara a Carmenchu.

Hubo ayer mucha emoción.
La celebración fue preciosa.
El ágape (en toda su polisemia), para imitar.
Me reencontré con mucha gente que hacía tiempo que no veía.

Pero al ramo de rosas le faltaban las blancas, que viajaban, aladas, hasta el lecho de Carmenchu, como un símbolo, un tributo de mis hermanos.
Si JRJ hubiera conocido lo que vale una rosa.
Gracias, Luis y Paloma, e Ignacio, Débora, Luis, José María, Paloma, David, Javier, Carlos, Marta, Jesús, Jacobo, Miguel, Pablo, Antonio y Carmen Elisa, por enseñarnos el valor de una rosa.

1 comentario:

  1. quince rosas rojas representndo a quince hijos y dos rosas blancas de cariño y amor hacia los padres por eso las rosas blancas llegaron a la abuela carmenchu,no podrian estar en un lugar mejor que con ella.
    como me alegra que las tengas tu abuela.
    debora

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