domingo, 4 de abril de 2010

4 de abril, Pascua de resurrección

Mi alma grita con un alarido que tras la cruz, el sufrimiento y la muerte, que sujeta a todo hombre, que nos sujeta a todos, existe un camino de vida, alegría y esperanza.
Digo con el salmo: espera en Dios, que volverás a alabarlo.
Es hoy el día en que se produce en la Historia la Victoria y sea hoy el día en que se produzca en nuestra historia esta victoria, y sobre todo en mi madre, después de estar apurando hasta el último sorbo la dificultad de nuestra condición humana quebrada.
Mi madre está sufriendo, está sufriendo con Cristo y esperamos, como decía Antonio Machado, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera. Es más que un olmo podrido al que unas pocas hojas verdes le han salido: es un fuerte roble que a las orillas del manantial de la vida, en su vejez, sigue lozano y frondoso, dando fruto de vida y esperanza.

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